No existe otro ser que en su esencia sea tan libre y capaz de decir y actual de manera ordinaria-vil. Es el "barbaján" aquella persona de la colonia, vecindad, barrio, etc. que sin temer a cualquier individuo se toma, se permite el derecho de expresar su más soez deseo carnal y gusto por el mismo. No es nada agradable las faltas que cometen estos seres del inframundo, pues en tales casos son el sexo femenino con quien atentan, es inútil decir y pedir respeto cuando ellos no respetan ni a sus propias madres. Sin embargo, aquella chica se siente usada e insultada. Y en cuanto a aquella bestia que se lame los bigotes por deseo carnal, mientras observa los glúteos exuberantes de aquella "princesa" como ellos suelen llamarle, en su mente se desarrolla un desenlace feliz, la explosión de los deseos resulta en la autosatisfacción del barbaján, quien sin más recurre a su hábito manual para satisfacer el sueño tan anhelado. Parece que ya es hora, quizás volverá a salir aquel ser y repetirá ese proceso, ¿qué lenguaje tendrá preparado para hoy, qué pasaría si su presa le insinúa querer complacer su deseo? Ya casi es la hora, su mente se prepara para actuar y quizás con alguna probable respuesta vulgar, lo cual respondería a su agresión. La chica provocativa de la colonia vuelve a pasar, es su princesa, así la define su mente de autosatisfacción.