Érase una vez en el bosque de los avandaros, una pequeña comunidad de ancianitos que se creía eran creadores de los sueños, vivían cerca de un pueblo muy, pero muy antiguo, una parte era habitada por aldeanos y lo demás era territorio de los llamados seres “chucutrucus”.
La comunidad de los aldeanos guardaba cierto respeto hacia estos seres pues se creía en que eran creadores de los sueños y la felicidad, también porque eran tan buenos que ayudaban a los aldeanos en la caza, la cosecha, toda producción o trabajo que se realizaba en aquella comunidad. Un día, en el bosque de los avandaros,- llamado así por los chucutrucus, pues decían que era el bosque de los sueños, de la vida y la felicidad,- un aldeano se perdió, era él más pequeño de una familia que vivía en la miseria, su padre aun y podía cazar, eran tan anciano que no tenía las fuerzas para realizar un trabajo, sus demás hijos eran muy mal encarados y su familia solo sobrevivía con lo poco que aquel pequeño aldeano cosechaba y podía cazar, aunque era muy pequeño siempre llevaba algo a casa.
Aquel día se perdió, en el atardecer del día, cansado y con hambre decidió regresar a su hogar y aunque sabía el camino de regreso a casa, nunca lo encontró, comenzó a caminar y caminar hasta que halló un pueblecillo, encontrándose con la comunidad de los chucutrucus. Al ver aquello se sorprendió tanto que cayó en un sueño absoluto, uno de los pequeños seres pudo observar aquel aldeano perdido, hambriento y cansado que su comunidad le ofreció. Aquellos seres ancianitos tenían preparado por la mañana un banquete para su invitado especial, ya que la celebración se debía al cambio de estación del año y por haber llegado a ellos pensaban en que era una señal o el protector de la naturaleza, los chucutrucos lo adoraban como si fuese un ser supremo, su función a partir de ese momento, seria vigilar la aldea que no sufriera por falta de alimentos ni trabajo, pues los chucutrucus lo ayudarían.
Cuando el pequeño aldeano despertó vio aquel festejo y aun sorprendido trató de escapar de la comunidad, pero un pequeño ser chucutrucu le dijo: “no temas, ahora tu serás uno de los nuestros, te ayudaremos y también a tu comunidad, permítenos convivir contigo, recuerda que estás en el bosque de avandaros, el bosque de los sueños, donde todo se puede hacer realidad”. Aquel ancianito chucutrucu pidió a los demás chucus lo nombraran EL CHUCUTRUCU DORADO, porque ellos ya eran muy ancianos y no sabían que pasaría si algún día dejaran de existir, tal vez en el bosque de los sueños todo podía ser realidad pero no eterno, así pensaban ellos, los ancianitos lo protegerían de todo mal, es así como concluye esta historia de sueños y que a muchos de nosotros nos gustaría tener o tal vez que nos sucediera algo parecido.
La comunidad de los aldeanos guardaba cierto respeto hacia estos seres pues se creía en que eran creadores de los sueños y la felicidad, también porque eran tan buenos que ayudaban a los aldeanos en la caza, la cosecha, toda producción o trabajo que se realizaba en aquella comunidad. Un día, en el bosque de los avandaros,- llamado así por los chucutrucus, pues decían que era el bosque de los sueños, de la vida y la felicidad,- un aldeano se perdió, era él más pequeño de una familia que vivía en la miseria, su padre aun y podía cazar, eran tan anciano que no tenía las fuerzas para realizar un trabajo, sus demás hijos eran muy mal encarados y su familia solo sobrevivía con lo poco que aquel pequeño aldeano cosechaba y podía cazar, aunque era muy pequeño siempre llevaba algo a casa.
Aquel día se perdió, en el atardecer del día, cansado y con hambre decidió regresar a su hogar y aunque sabía el camino de regreso a casa, nunca lo encontró, comenzó a caminar y caminar hasta que halló un pueblecillo, encontrándose con la comunidad de los chucutrucus. Al ver aquello se sorprendió tanto que cayó en un sueño absoluto, uno de los pequeños seres pudo observar aquel aldeano perdido, hambriento y cansado que su comunidad le ofreció. Aquellos seres ancianitos tenían preparado por la mañana un banquete para su invitado especial, ya que la celebración se debía al cambio de estación del año y por haber llegado a ellos pensaban en que era una señal o el protector de la naturaleza, los chucutrucos lo adoraban como si fuese un ser supremo, su función a partir de ese momento, seria vigilar la aldea que no sufriera por falta de alimentos ni trabajo, pues los chucutrucus lo ayudarían.
Cuando el pequeño aldeano despertó vio aquel festejo y aun sorprendido trató de escapar de la comunidad, pero un pequeño ser chucutrucu le dijo: “no temas, ahora tu serás uno de los nuestros, te ayudaremos y también a tu comunidad, permítenos convivir contigo, recuerda que estás en el bosque de avandaros, el bosque de los sueños, donde todo se puede hacer realidad”. Aquel ancianito chucutrucu pidió a los demás chucus lo nombraran EL CHUCUTRUCU DORADO, porque ellos ya eran muy ancianos y no sabían que pasaría si algún día dejaran de existir, tal vez en el bosque de los sueños todo podía ser realidad pero no eterno, así pensaban ellos, los ancianitos lo protegerían de todo mal, es así como concluye esta historia de sueños y que a muchos de nosotros nos gustaría tener o tal vez que nos sucediera algo parecido.
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